Hoy es de esos días en que uno se pregunta porqué tenemos que dejar de disfrutar de personas que te hacen la vida más feliz.
Personas como TÚ, César, que desde que te conocimos nos llenaste de luz y de alegría. Que dabas cariño cuando se necesitaba, aliento cuando las fuerzas fallaban, ánimo cuando la desilusión aparecía. Que a pesar de que la vida te asestó duros golpes, eras TÚ quien daba fortaleza a las personas que te rodeaban.
¡Qué suerte el haberte conocido!. ¡Qué suerte el haber compartido contigo momentos inolvidables!. ¡Cómo valoro el aprecio que tenías a toda la familia!. A nuestros hijos desde que llegaron a los "Trini" y a la señora Mari Carmen como tú me decías. Gracias.
TU RINCÓN no volverá a ser el mismo, ese lugar donde te resguardabas del frío, del viento o del sol, (para todo te servía). Atento a las evoluciones de TUS NIÑOS, todos los que pasaron por Trinitarios, y de alguno de los cuales te sentías orgulloso de haber "fichado".
Ese RINCÓN tendrá un vacío permanente del que me acordaré cada día cuando entre al vestuario de entrenadores, o cada sábado cuando al finalizar el partido no encuentre tu abrazo y tus palabras de felicitación o de consuelo.
Pero te digo una cosa César, otro RINCÓN siempre lo tendré reservado en mi corazón para una gran persona como lo eres TÚ.
Descansa en paz, querido amigo.